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martes, 17 de marzo de 2015

El transporte de las próximas décadas irá hacia modelos híbridos y eléctricos y la micromovilidad

Tanto si se trata de Bogota, Moscú, Tokio o Shanghái, las megaciudades de todo el mundo están hiperpobladas y cada día se ven afectadas por graves problemas de tráfico y embotellamientos. ¿Cuál es la solución? Todo apunta hacia la micromovilidad, los vehículos pequeños, las bicicletas eléctricas y hacia modelos respetuosos con el medio ambiente, como vehículos híbridos y eléctricos.
 La movilidad no sólo es una necesidad básica del ser humano, sino que también está fuertemente relacionada con el crecimiento económico. Esto no se aplica sólo al tráfico de viajeros, sino también al transporte de mercancías, sobre todo por carretera. Los expertos parten del supuesto de que existe un efecto de refuerzo mutuo entre el volumen de transporte y el rendimiento económico.
Debido a la reducción de los recursos disponibles y a los grandes retos relacionados con el cambio climático, aumenta la demanda mundial de energía limpia. 
Se requiere un cambio radical de mentalidad a nivel global y una optimización de todos los elementos de la cadena energética, desde la generación y el transporte hasta la conversión y la utilización de la energía.
Estrategia de crecimiento
La multinacional alemana Schaeffler, como proveedor mundial de los sectores de la automoción y la industria, ha participado en estudios de investigación y desarrollo, en colaboración con los clientes y los socios de negocio, y ofrece soluciones relevantes para la "Movilidad del mañana".
Las megatendencias de globalización, urbanización, digitalización, escasez de recursos, energías renovables y la creciente demanda de movilidad asequible comportan unos requerimientos de mercado y unos modelos de negocio diferentes y mucho más dinámicos. Los accionamientos compatibles con el medio ambiente, la movilidad urbana e interurbana y la cadena energética son los campos de interés de sus estudios.
El prof. Dr.-Ing. Peter Gutzmer, consejero delegado de Investigación y Desarrollo de Schaeffler AG, asegura que “nuestra fuerza reside en nuestros amplios conocimientos, que abarcan desde el sector de la automoción, pasando por diferentes formas de movilidad urbana e interurbana, como los vehículos de dos ruedas, los ferrocarriles y la aviación, hasta las formas de generación de energía, como la energía eólica, la energía solar y la energía hidráulica".
Compatible con el medio ambiente
El motor de combustión interna convencional irá perdiendo importancia hasta el 2030 y será reemplazado por los accionamientos híbridos y eléctricos. Schaeffler ha desarrollado vehículos de demostración adaptados al mercado de cada región del planeta, como por ejemplo el vehículo concepto Efficient Future Mobility India, con control electrónico del embrague, o el Efficient Future Mobility North America, que demuestra la manera de reducir un 15% adicional el consumo de combustible gracias a las innovaciones de Schaeffler para el mecanismo de transmisión.
Micromovilidad
Schaeffler está participando activamente en una nueva tendencia, el sistema de motores eléctricos de ruedaeWheelDrive. Con este motor, Schaeffler proporciona una propulsión dinámica gracias a sus 40 kilovatios de salida. El diseño compacto de los módulos de accionamiento en la llanta de la rueda crea más espacio en el interior del vehículo y mejora su manejabilidad. Los sistemas de motores eléctricos en rueda altamente integrados son una clave para los nuevos sistemas de vehículos que se necesitarán en las megaciudades.
Las bicicletas eléctricas modernas ya representan la solución perfecta para trasladarse en las grandes urbes. Gracias a innovaciones como los rodamientos para ejes de rueda con sensor integrado y el sistema de cambio de marchas automático FAG-VELOMATIC, Schaeffler contribuye a establecer la bicicleta eléctrica como el medio de transporte del futuro.
La movilidad interurbana
En los sectores del transporte ferroviario a grandes distancias y la logística, los requerimientos son elevados. Existe la necesidad de unos medios de transporte más rápidos que permitan unas posibilidades de uso más flexibles y no representen una fuente de contaminación ambiental importante.
Otro factor importante es el transporte de mercancías por barco. En la flota mundial actual, el 30% de los barcos en uso tienen más de 25 años, por lo que existe una necesidad urgente de modernización.

jueves, 15 de enero de 2015

La Movilidad Sostenible, un Reto a las Ciudades en el siglo XXi

Según la décima edición del informe Demographia World Urban Areas, la población mundial que habita en ciudades (51%) ha superado en el año 2014 a la que vive en zonas rurales (49%). Las estimaciones apuntan a que el porcentaje de habitantes urbanos seguirá aumentando en los próximos años hasta estabilizarse en el entorno del 82% para el año 2030 (datos de UNEP y del Banco Mundial). Por tanto, la sostenibilidad de las ciudades marcará el pulso de la sostenibilidad de la humanidad.

 El presente artículo centra su enfoque en una de las actividades humanas que mayor incidencia tiene en la sostenibilidad de las ciudades: la movilidad. Y es que, según el informe TERM 2013 de la European Environment Agency, en 2011 el 12,5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la UE estaba causado por el transporte urbano, que consume aproximadamente entre el 15% y el 25% del total de la energía utilizada.

El urbanismo en el s. XX: ciudades diseñadas para el coche

La mayoría de las ciudades de los países desarrollados basan actualmente su trama urbana en la fluidez del tráfico automovilístico. El modelo de diseño basado en el coche fue consecuencia de un cambio radical en los patrones de uso del suelo durante el siglo XX. La llegada de los transportes mecanizados permitió que las ciudades crecieran hacia terrenos más alejados del centro y, por tanto, más económicos. Con el aumento de las distancias, muchos de los desplazamientos habituales, que en una ciudad de escala humana podían hacerse a pie o en bicicleta, pasaron a necesitar transportes mecanizados. Estos permitían nuevamente llegar más lejos y ocupar más suelo. Y así sucesivamente.
Comenzaba a producirse lo que se denomina “sprawl”: la ciudad compacta quedó relegada a los centros urbanos, mientras las periferias y áreas metropolitanas de las ciudades crecían desmesuradamente, con la dificultad que ello conlleva a la hora de prestar servicios de transporte público colectivo de calidad. Se dio un empuje definitivo a la popularización del uso del coche como medio preponderante de transporte en la ciudad.
Esta nueva pauta de movilidad pronto comenzó a colapsar las infraestructuras existentes. Como solución a la congestión de determinados itinerarios se construyeron nuevas infraestructuras, dentro y fuera de las ciudades, que supusieron a su vez la ocupación de nuevos espacios, que progresivamente se vieron saturados. Las nuevas vías, cada vez más alejadas de los espacios centrales, aumentaron las distancias y el consumo de energía y recursos, para empezar de nuevo con la construcción de más infraestructuras, en un proceso que se retroalimenta hasta resultar insostenible si no se toman medidas.
Se puede concluir, por tanto, que una parte muy importante de los problemas relacionados con la falta de eficiencia radica en lo que Màrius Navazo llama “el tablero” y otra parte en lo que denomina “las reglas del juego”. Si el diseño basado en el coche es un invento reciente, ¿se puede revertir?

Un nuevo modelo de ciudad para una movilidad sostenible

El urbanismo está intrínsecamente relacionado con la movilidad ya que la estructura de la ciudad determina el modo de transporte que sus habitantes deciden utilizar para moverse (ver Figura 1). Y es ahora, cuando las ciudades suponen un impacto a escala global, cuando hay que darse cuenta de que el modelo de ciudad diseñada para el coche es insostenible y se debe repensar la forma de “hacer ciudad”. Es necesario intervenir en las pautas de movilidad, tanto a través de políticas públicas (cambiar las “reglas del juego”) como a través de un cambio en la concepción de las ciudades (cambiar “el tablero”). 

Figura 1. Área urbanizada de Atlanta y Barcelona en la misma escala
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
Fuente: Alain Bertaud (alainbertaud.com)   
La solución a buena parte de los retos urbanos pasa por recortar el statu quo del automóvil. Sin embargo, aunque la sociedad tiene claro que el coche es la causa directa de muchos de los problemas urbanos más acuciantes, el uso del automóvil se ha introducido de tal manera en nuestras vidas que, para muchos, parece inviable vivir sin él. Es necesario reequilibrar el reparto modal para aumentar la participación de los modos más eficientes. En la Tabla 1 se puede ver que el transporte público y los modos blandos (bici y a pie) son mucho más eficientes que el transporte privado.
Tabla 1. Eficiencia energética de los modos de transporte urbano
La movilidad sostenible  un reto de las ciudades en el s XXI
Fuente: Asociación para la Promoción del Transporte Público, 2000
Existen diferentes medidas para mejorar la eficiencia energética de la movilidad en las ciudades. Éstas se clasifican en los tres pilares considerados para el sistema de transporte urbano (ver Figura 2).
Figura 2. Pilares de la eficiencia energética en la movilidad urbana
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
Fuente: Elaboración propia a partir de “Urban transport and energy efficiency. Sustainable Transport: A Sourcebook for Policy-makers in Developing Cities”. Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania.
Las medidas a implantar para reequilibrar el reparto modal pueden venir por el lado de disminuir el uso del coche, como los peajes urbanos, los parquímetros, la reducción del número de plazas de aparcamiento, la internalización de las externalidades negativas a través de tasas (preferiblemente progresivas según la renta, para no aumentar la inequidad social), etc.; o de aumentar la participación de otros modos: promoción y mejora de los servicios de transporte público colectivo, implantación de sistemas de préstamo de bicicleta pública, creación de consorcios de transportes, integración tarifaria, mejora de la información en la ciudad, prioridad semafórica del transporte público en superficie, promoción de la movilidad activa infantil (Programa STARS), construcción de aparcamientos seguros para bicicletas (incluso en los vestíbulos de estaciones e intercambiadores de transporte), etc. Incluso se están planteando soluciones DRT (Demand Responsive Transport, transporte a la demanda) para zonas de baja densidad de población.
También se plantea un cambio en el uso de fuentes de energía con el vehículo eléctrico. La idea es no sólo reducir el uso del coche, sino mejorar también la eficiencia de los que se sigan usando.
Asimismo existen estrategias para reducir la longitud de los viajes en coche, combinándolo con el transporte público, como el P+R (park and ride, mediante la construcción de aparcamientos disuasorios), el consumo colaborativo, el aumento de la ocupación del coche en parte del trayecto (K+R, kiss and ride), etc.
Hasta aquí se han planteado una serie de medidas para cambiar “las reglas del juego”, pero las más útiles son las medidas de transformación física del espacio urbano (cambiar “el tablero”), puesto que reducen la longitud de los viajes y a la vez evitan la necesidad de modos motorizados: peatonalizaciones/áreas de prioridad residencial (ver Figura 3), woonerfs, construcción de plataformas exclusivas para el transporte público (ver Figura 4), ordenación y gestión del espacio público para recuperarlo para los ciudadanos (según las estimaciones de la UITP, el vehículo privado consume entre 20 y 50 veces más espacio urbano que el transporte público y los modos blandos juntos), redensificación de los núcleos urbanos, desconcentración de actividades (las ciudades compactas y complejas reducen la distancia de los viajes, haciendo que sea más cómodo moverse a pie o en bici), incorporación del transporte público como exigencia para nuevas actuaciones urbanísticas, incorporación de nuevas tecnologías, establecimiento de nuevas jerarquías viarias que permitan la convivencia de diferentes modos con las menores fricciones posibles (ver Figura 5), adecuación del viario para mejorar la accesibilidad universal, flexibilización normativa según el modo como por ejemplo el Idaho Stop para bicicletas, implantación de nuevas centralidades, etc. Y, por supuesto, la promoción del teletrabajo como medida fundamental para mejorar la movilidad, ya que, la mayor parte de la movilidad es la debida al trabajo.
Figura 3. Calle Madero, México D.F.
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
Fuente: Wikipedia
Figura 4. Plataforma reservada de Transmilenio, Bogotá
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
Fuente: Wikipedia
Figura 5. Calzada-bici en Montecarmelo, Madrid. Como se ve, se ha suprimido un carril para la circulación de coches, se ha dejado espacio para la apertura de puertas de los coches estacionados, se ha dotado de bandas sonoras que separan del siguiente carril y se ha eliminado parte del badén. Sin duda, la mejor integración de la bici en la ciudad que se puede ver en Madrid.
La movilidad sostenible: un reto de las ciudades en el s.XXI
Fuente: cuenta de Twitter de @marioav4
Hay que destacar que todas estas medidas, que exigen la actuación sobre elementos urbanos, deben implicar a los ciudadanos en el nuevo paradigma de ciudad que se propone. Además de otra planificación, los ciudadanos demandan nuevas forma de gobernanza, mucho más participadas por la ciudadanía y democráticas. Esto no es un “lujo”, sino que la experiencia demuestra que la participación ciudadana redunda a su vez en la eficiencia de las ciudades: se mejora la accesibilidad universal; la ciudad se vuelve amable, lo que hace más agradable moverse a pie o en bici, con la consiguiente reducción de externalidades negativas del sistema de transportes; se planifica en base a las necesidades ciudadanas (la ciudad se diseña así incluyendo niños, mujeres y ancianos y no sólo para hombres jóvenes. Esto facilita a estos grupos poblacionales integrarse como sujetos activos de la movilidad, por lo que disminuye las necesidades del uso del coche); se piensan ciudades compactas y complejas, reduciendo el número de desplazamientos necesarios para las actividades habituales, al disminuir las distancias; se aumenta la capacidad de innovación con nuevas perspectivas alejadas de la visión exclusiva de los técnicos; se genera conciencia colectiva, de modo que aumentan las actitudes prosociales, como el uso del transporte público colectivo; mejora la satisfacción de los ciudadanos con la ciudad que viven,…

Conclusiones y últimas consideraciones

Un buen urbanismo repercute positivamente en la calidad de vida de sus ciudadanos, ya que:
  • Mejora la calidad del aire.
  • Reduce la congestión, cuyas externalidades negativas suponen un 5% del PIB en España, con la consecuente pérdida de competitividad de las ciudades.
  • Disminuye la dependencia energética.
  • Modera el ruido al que los ciudadanos están expuestos.
  • Mejora la accesibilidad de las personas con movilidad reducida o cualquier tipo de discapacidad.
  • Reduce la accidentalidad.
  • Resuelve parte de la inequidad social, mediante la mezcla de estratos sociales y rentas, evitando la generación de guetos, gated communities y áreas gentrificadas.
  • Redistribuye el espacio público.
Pero también influye en el conjunto de la población mundial, al suponer una mayor participación de los modos blandos y el transporte público colectivo en el reparto modal, lo que reduce las emisiones de GEI.

Y, por si todo eso fuera poco, es más barato que las ciudades sean sostenibles. Según publicó el año pasado el diario The Guardian, las externalidades negativas del automóvil suponen £600 por habitante al año (unos 750€) y, según se ha estimado en un trabajo actualmente en desarrollo en Transyt, los costes externos medios europeos alcanzan aproximadamente un 3,08% del PIB. Es decir, un 3,08% del PIB se pierde por los costes no asumidos por el sistema de transportes de viajeros. No todo ese coste es imputable al automóvil, ya que se presenta agregado para todos los medios de transporte de pasajeros, pero pone de manifesto la magnitud del problema y la necesidad de reequilibrar el reparto modal.
Este artículo, fue publicado originalmente en el número 21 de la revista Ciudad Sostenible.